Bloomberg reportó que “los símbolos de Hugo Chávez y el socialismo se borran del horizonte de Caracas” y también que “ahora Venezuela, como nunca antes, es de unos pocos que pueden triunfar”. Esta Venezuela que “se arregló” es una «bonanza» armada con mentiras, deseos y palillos y ahora protestan hasta los trabajadores chavistas.  ¿Más que nunca es necesario preguntarse si toca actuar, en coexistencia resistente o en cohabitación complaciente?. Los temas de esta edición son “Coexistir no es cohabitar”, “Las protestas de los trabajadores” y “El avión venezolano-iraní como excusa”.

Coexistir no es cohabitar

Paola Bautista de Alemán, Presidente del Instituto Político FORMA, publicó el importante artículo Nuestro desafío: coexistir y resistir . Allí, ella pregunta ¿Es posible esa deseada cohabitación que propone el Sr. Almagro?. Plantea además que “Coexistir es crear condiciones para que la deseada cohabitación sea posible” y sentencia: “Es muy importante generar espacios de y para la acción política”. A continuación, algunas de las ideas mencionadas:

  • La cohabitación en su acepción política exige la coparticipación en el ejercicio del poder de las partes que interactúan. En democracia, esta dinámica es casi natural. Pero ¿Qué ocurre cuando la relación que se desea impulsar es entre una dictadura vil y una ciudadanía que resiste?
  • Coexistir es coincidir temporalmente con otra persona. Podemos coexistir con talante cooperativo o con ánimo resistente.
  • En nuestro caso, la coexistencia es reconocer – y muy a pesar nuestro – que se ha instalado una dictadura que secuestra el poder y que hará todo que está en sus manos para permanecer en él.  ¿Tenemos que preguntarnos si nuestro actuar describe una coexistencia resistente o una cohabitación complaciente?
  • Coexistimos con aquello que existe. La dictadura existe, y nosotros que nos oponemos también existimos. “Existir” se refiere a “un ser real y verdadero”.
  • Hace décadas, cuando la revolución chavista-madurista asomó tu talante autocrático, el país repelió sus intenciones de todas las maneras posibles. Lo hemos intentado todo y llevado sobre nuestros hombros una historia de protesta, exilio, tortura y muerte. Pero hoy, después de veintitrés años de lucha, la autora percibe que hemos desarrollado una costra gruesa que aisla nuestras heridas y nos resta sensibilidad frente a la injusticia. Quizá es una respuesta de la psicología humana que apuesta a la supervivencia.
  • Robert Spaeman, un reconocido filósofo alemán creció durante el nacionalsocialismo y en su biografía describe sus primeros años:
    • Algunos alemanes cohabitaron con “la realidad” y otros coexistieron con ella.
    • Él coexistió con el totalitarismo con ánimo resistente. Nunca evadió la realidad y con juvenil audacia logró contener el avance del mal en su mundo interior.
    • El día que le tocaba alistarse en la juventud hitleriana “enfermó”.
    • Cuándo vió que todos los judíos del pueblo eran llevados a unos “campos de trabajo en el Norte” decidió conocer la verdad y hacérsela saber a sus maestros.
    • Coexistir no es cohabitar: la cohabitación es deseable en términos democratizadores únicamente si es una acción genuina entre quienes interactúan.
    • Coexistir es:
      • Construir contrapesos en escenarios reales, y no en templetes simulados.
      • Trabajar para el país, construir opciones políticas atractivas, es organizar el descontento, es intentar levantar la voz de quienes están invisibilizados, es insuflar esperanzas.
  •  ¿Cómo avanzar en este sentido? ¿Cómo coexistir sin cohabitar? La autora admite que no tiene idea, pero quiere compartir algunas posibilidades:
    • La autoevaluación personal Cada uno de nosotros debe ver hacia adentro y examinar con rectitud su concienciaLa responsabilidad es mayor conforme aumenta la responsabilidad frente al bien común. Un dirigente político, un empresario de amplio calado, un profesor universitario, un influencer tienen más responsabilidad que una persona cuyo espectro de influencia en el público es menor.
    • La articulación de la coexistencia resistente –  En términos políticos, el alcance de la resistencia de Spaeman fue limitado. Se requirieron las armas para derrotar al nazismo. Por ello, hay que preguntarse con creatividad y audacia por los mecanismos de articulación política y social de las conciencias despiertas que hay dentro y fuera del país. Hay hombres, mujeres, jóvenes y familias enteras  que resisten dignamente y se resisten a ceder frente a las presiones del régimen y de entorno de privilegios. Por eso es importante regenerar y llenar de vitalidad los espacios de y para la acción política. Crear vínculos y fortalecer las asociaciones civiles y los partidos políticos. En lo ordinario y cotidiano está el antídoto contra la cohabitación. Ese es nuestro desafío: coexistir y resistir

Las protestas de los trabajadores

Los trabajadores han estado protestando en todo el país y hasta han logrado algunas victorias menores. La venta exagerada del “país se está arreglando” está produciendo reacciones del 90% de la población cuya situación es paupérrima y que no tiene presente ni puede ver futuro . Ramón Muchacho comenta que “el destructivo Onapre” tiene revuelto al chavismo. El descontento entre las bases del PSUV -cansados de ver a “revolucionarios” barrigones vestidos con zapatos y correas Gucci y Ferragamo llamándolos a “apretarse el cinturón” y hacer sacrificio- brota en las redes sociales. Opinadores y dirigentes chavistas se desmarcan públicamente del adefesio. Hasta alacranes y opositores tarifados corren a los medios para asegurar que ellos no tienen nada que ver con eso”.

Por otro lado, está la opinión de Georg Eickoff con respecto a las protestas de los trabajadores:

  • La sociedad venezolana, quebrada a fuerza de plomo y represión, que yace casi inerte ante los abusos y atropellos del régimen, trata de dar muestras de vida con la valiente protesta de los trabajadores.
  • Pueblo pobre y con salarios y pensiones de hambre es el que está en la calle protestando.
  • La clase media (lo que queda de ella), que tanto marchó, protestó y arriesgó en los últimos 20 años, esta vez ve los toros desde la barrera.
  • Esos pobres trabajadores probablemente no lograrán mucho ante un régimen que los desprecia, pero su lucha es admirable, y merecen el apoyo de todos.

El avión venezolano-iraní como excusa

Las sanciones impuestas por Estados Unidos tienen detenido a un avión venezolano-iraní en Argentina y diferentes regímenes no democráticos han creado un teatro con la intención de crear ruido interno en sus países y de tratar de forzar su liberación a través de la presión internacional: 

  • Es interesante ver la fuerte y coordinada reacción internacional que el caso del avión venezolano-iraní ha desatado en Nicolás Maduro, Daniel Ortega, y muchos otros en Argentina, Venezuela e Irán. Por supuesto para estos regímenes es difícil lidiar con los sistemas judiciales de Argentina, Uruguay y Estados Unidos que actúan de manera independiente.
  • Maduro insulta al presidente argentino. Ahora Daniel Ortega – fuera de reprimir ciudadanos, encarcelar sacerdotes, y clausurar medios en Nicaragua- también se dedica a insultar a Alberto Fernández.
  • La cancillería iraní le exige al gobierno argentino que ignore al poder judicial.
  • Todos condenan al gobierno de Fernández-Kirchner por “recibir órdenes del imperio”.  
  • Para completar, ahora el embajador argentino en Caracas critica al sistema judicial de su propio país, y se solidariza con Maduro que insultó a su jefe.
  • Definitivamente, no tan alineados y todos muy mal parados y con desprecio absoluto de la democracia.

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