Existe un hartazgo con la situación política venezolana en los países democráticos del mundo, por ello es mucho más fácil aceptar resultados deficientes de una negociación, mientras estos vengan apoyados por unos representantes de la oposición (la Plataforma Unitaria) sin ninguna fuerza local y dependientes de los recursos que reciben del exterior. Cuándo a eso se le agrega el hambre por el petróleo, el gran beneficiado es el régimen venezolano. Entrega muy poco o nada y puede seguir atornillándose para legitimarse a través de elecciones bajo sus condiciones, con la oposición que seguramente seleccionara para ello y controlando los medios. Tristemente, la Plataforma Unitaria está demostrando una impotencia absoluta. Los temas de esta publicación son “Ayuda humanitaria x Petróleo”, “Irán y China sacudidas” y “Venezuela – Los riesgos dentro de los cambios a las sanciones”.

Ayuda humanitaria x Petróleo

Volvió a arrancar, después de un año de espera, el proceso de negociaciones en México. Este ha servido para finalmente desbloquear US$3.000 millones que Venezuela tiene en el exterior, para que sean eventualmente  utilizados para efectos humanitarios en Venezuela. Por cierto, el monto suena a mucho, pero cubre poco. El régimen venezolano tuvo que aceptar que había una crisis humanitaria y que ese monto sea administrado por un tercero, corroborando la desconfianza internacional que ha generado la corrupción venezolana. Por otro lado, la ocasión sirvió para que Estados Unidos pudiera justificar el levantamiento de sanciones y permitir a Chevron explorar y producir petróleo que solamente será exportable a Estados Unidos.

Es posible que eventualmente lo ocurrido con Chevron le abra las puertas al levantamiento de sanciones a las petrolera europeas con presencia en Venezuela. Las cantidades de petróleo y el tiempo que tomará para que se ponga en marcha el proceso son indicadores de decisiones estadounidense a mediano y largo plazo, asociadas con las pocas expectativas que se resuelva pronto el caso Rusia.  Desde la perspectiva de la oposición allí representada es bien poco lo que consiguió, confirmó su dependencia de las decisiones de Estados Unidos y su incapacidad de generar presión local. ¿Qué ocurrirá en los próximos  encuentros? ¿Vendrá una mejoría en el tema de Derechos Humanos? ¿Se podrán ejecutar elecciones en forma competitiva?  Esas son las grandes preguntas y dudas.   

Irán y China sacudidas

La acumulación de poder es una droga muy peligrosa y termina explotándole hasta el más organizado y controlado de los sistemas.  ¿Quién se imaginó que en Irán mujeres y jóvenes estarían protestando por semanas?  ¿Más allá todavía, quiénes pensaron a pocos días de la “coronación” de Xi que habría chinos en la calle por cinco días protestando las restricciones de Covid, pidiendo libertad y algunos hasta atreviéndose a exigir la destitución de Xi? . Por supuesto, de inmediato estos regímenes resistirán esta situación, pero se están creando las bases para eventuales cambios. Irán y China son dos sistemas mucho más consolidados y estructurados que el venezolano. ¿Qué podrá mover la situación venezolana?  No lo sabemos, pero los habitantes de Venezuela viven en condiciones significativamente peores que los de China e Irán y existen elementos que pueden salir del control del régimen. A esto hay que agregar que el viraje económico que ha venido dando el régimen está dejando en desventaja y seguramente molestos y con menos poder a componentes importantes de la coalición que los conforma. ¿Podría eso en algún momento romper la unidad férrea que han logrado mantener hasta el presente?  La historia tiene muchos ejemplos de situaciones de “control absoluto” que se evaporaron prácticamente en instantes.

Venezuela – Los riesgos dentro de los cambios a las sanciones (BOZ Nov 29/22)

Se reiniciaron  las negociaciones entre Maduro y sus opositores. De acá en adelante la Administración Biden hará una reducción de sanciones asociadas con las mejoras graduales en derechos humanos y condiciones democráticas. Este posiblemente será un proceso de varios años, lento y gradual, con el objetivo de las elecciones presidenciales a mediados del 2014 y de elecciones parlamentarias y regionales el año siguiente. Petróleo es lo primero en la lista, después posiblemente los bonos y la deuda. Las sanciones individuales contra los actores malos seguirán, al igual que sanciones en el sector del oro. Aun cuando Estados Unidos y otros eliminen las sanciones, Venezuela seguirá siendo un lugar muy retador para empresas extranjeras.

Venezuela sigue siendo un lugar feo donde hacer negocios

  • Evasión de sanciones – seguirán ocurriendo en la medida que los sancionados venezolanos tratan de mover su dinero en el mundo.
  • US Foreign Corrupt Practices Act (FCPA) y otras regulaciones anticorrupción siguen siendo relevantes.
  • Adicionalmente a los retos que representan la evasión de las sanciones, la corrupción y las economías criminales, el país es un centro importante de lavado de dinero.
  • Muchas empresas están a la caza de activos relacionados a Venezuela debido a las deudas con ellos.
  • La economía está terriblemente complicada: reglas cambiaras, alta inflación, la extrema pobreza de la población, la moneda local prácticamente sin valor.

Cada empresa debe estar consciente del riesgo de reversión de sanciones – Esto puede ocurrir en dos formas si se revierten las sanciones:

  • El régimen de Maduro incumple sus promesas o hace un robo descarado de las elecciones del año 2024 y recrudece la represión contra sus oponentes políticos.
  • Los republicanos toman el poder en 2024 y si aun hay cualquier elemento del régimen de Maduro en el poder (aún cuando hayan avanzado en el proceso y ganado unas elecciones relativamente disputadas) habrá un alto potencial para una reversión a las antiguas sanciones.

El muro en la producción de petróleo – La pieza de Chevron en el rompecabezas petrolero en Venezuela es mínima y hay muchas consideraciones relacionadas con deudas pendientes de Venezuela que pueden impedir inversión adicional:

  • La visión optimista es que con mejora de condiciones y levantamiento continuado de sanciones se puede llegar 1.7 millones de barriles para finales del año próximo,.
  • La visión pesimista es que Venezuela no puede producir más de 1.1 millones de barriles diarios.
  • Ambos bandos están de acuerdo que 2 millones de barriles diarios será el techo por un largo tiempo.
  • La infraestructura se ha degradado tanto que llegar a 2 millones b/d es que bajo las mejores condiciones es muy poco posible en 24, 36 o hasta 48 meses,.

Invertir grandes cantidades de tiempo y dinero en Venezuela para remover contenido pesado y sulfuroso no producirá en los 2030’s lo que fue factible en los 2000’s. El incentivo para invertir a largo plazo en el sector  será muy alto.

Todos los riesgos se reflejan en la situación política – Si Maduro no ve las ganancias económicas que espera, el afirmará ( y posiblemente lo creerá de verdad) que Estados Unidos está secretamente socavando el acuerdo. Puede utilizar la falta de mejoras económicas para cortar las negociaciones políticas, antes que estas demuestren progreso. Ese es el riesgo real para la oposición política venezolana y para la política de Administración Biden en el país.

La imagen es cortesía de flickr.

Por no disponer del link incluyo el texto completo del artículo

Venezuela – Risks amid sanctions changes BOZ NOV 29

Even as the US and others drop sanctions, Venezuela will remain a very challenging place for foreign businesses.

Negotiations between the Maduro regime and its opponents are restarting. The US has granted an oil production license to Chevron.

From here, the Biden administration is going to engage in a tit-for-tat reduction of sanctions in exchange for a gradual improvement in human rights and democracy conditions. This is likely to be a multi-year process, slow and gradual, with a target of the Venezuelan presidential elections in mid-2024 and regional and parliamentary elections the following year. Oil is first on the list. Then potentially bonds and debt. Individual sanctions against bad actors will remain, as will sanctions on the gold sector.

Venezuela is still an ugly place to do business. Even if sanctions begin to drop, there are serious constraints to doing business in Venezuela that every interested business must consider.

  • Sanctions evasion – which will still occur as sanctioned individuals, companies, and sectors try to move their money around the world – will be severely punished by the US Department of Treasury.
  • US Foreign Corrupt Practices Act (FCPA) and other anti-corruption regulations are still relevant, and many of the economic and political elite are tied to high level corruption networks.
  • Linked to the challenges of sanctions evasion, corruption, and criminal economies, the country is a serious money laundering hub. Any company moving money through Venezuela must do its due diligence to make sure that it isn’t engaging with individuals who are moving illicit money.
  • There are numerous companies targeting any assets related to Venezuela due to debt owed to them by the Maduro regime. So companies doing business and making money in Venezuela could become the target of a lawsuit or an asset seizure elsewhere.
  • The country also has a seriously screwed up economy. While the situation is more normal than it was five years ago, largely due to de facto dollarization, it’s still a complicated mess of currency exchange rules, high inflation, and day-to-day poverty by the population that is difficult to measure given the fact that local money is practically worthless.

Every business should be aware of the snapback risk. The Biden administration is serious about its willingness to engage in tit-for-tat sanctions reduction in exchange for goodwill efforts by the Maduro regime to improve democracy and human rights conditions. In an ideal world, this culminates in a not totally stolen election in 2024 where the opposition has somewhat of a chance to compete.

There are two ways in which snapback of sanctions happens.

  • The first is that the Maduro regime may pull back from their promises or engage in total theft of the 2024 election and renew harder oppression of its political opponents. In that case, the Biden administration might restore the sanctions that it is currently removing.
  • Second, if the Republicans take power in the US in 2024 and any element of the Maduro regime remains in power in Venezuela (even if they engage constructively and win a relatively contested election), the potential for snapback of old sanctions remains high. As occurred with the JCPOA for Iran under the Trump administration, this would mean that businesses that took advantage of the lifted sanctions would suddenly find themselves under new pressure to undo their connections and investments.

There is an oil production wall. The license for Chevron and the reduced risk of secondary sanctions for those who buy and trade in Venezuelan oil means that Venezuela can increase production. But by how much?

The Chevron piece of the oil production puzzle is minimal and there are many considerations related to outstanding debts owed by Venezuela that could hold back additional investment. But even assuming that the various sanctions holding back the oil sector are lifted and the judicial judgements on debt are delayed, the outlook for Venezuelan oil production is not great.

  • The optimistic view is that Venezuela can get close to the 1.7 million barrels per day by the end of next year if the conditions for oil investment improve and sanctions removal continues.
  • The pessimistic view is that Venezuela could not produce more than 1.1 million barrels per day even if everything goes correctly (and it won’t).
  • Either way, the pessimists and optimists agree there is a hard wall somewhere before the 2 million bpd mark and production growth will stop when it hits that wall for a long time. Significant new investment of both money and time is needed beyond that wall.
  • Nearly every analyst I have spoken to believes that the infrastructure has degraded in such a way that getting back to over 2 million barrels per day is incredibly unlikely in the next 24, 36 or even 48 months, even under the best conditions. The infrastructure is so degraded that it will take tens of billions of dollars in investment over many years to undo the damage and return Venezuela to the oil production levels it had in 2017.

That leads to the separate challenge for Venezuela, which is climate change and international efforts to decarbonize. Investing large amounts of time and money into Venezuela to remove heavy and high sulfur content crude will not deliver the returns in the 2030s that it delivered in the 2000s. The incentive to invest in the sector over the long term is not going to be high. This is going to be a challenge for Venezuela in the coming decade, no matter how the political situation shakes out. It will likely never return to the same booming oil economy that it was before.

All of the risks above reflect back into the political situation. Maduro has made some very limited concessions in terms of restarting negotiations and working towards 2024 elections based on the belief that the US will drop sanctions and foreign businesses will return to Venezuela, giving the economy and the regime’s budget a needed boost. But given the risks above, many companies will either avoid Venezuela completely or limit their exposure until the situation in 2024 is resolved. If Maduro doesn’t see the economic gains he expects, he will claim (and probably truly believe) that the US is secretly undermining its side of the agreement. He may use the lack of economic improvements to cut off political negotiations before they really begin to make progress. That’s a real risk for the Venezuelan opposition and for the Biden administration policy in the country.