El campanazo que los votantes colombianos han dado al status quo es perfectamente repetible en Venezuela. El régimen y la oposición con la que negocia serían los aliados en el esfuerzo de impedir condiciones para la participación de cualquier candidato fuera de sus círculos. Mientras tanto, el régimen trata de vender, con la ayuda de algunos opositores y empresarios, que «Venezuela se arregló» y además extiende el arranque de la negociación pactada en México con cualquier excusa. Tendrán que aceptar las condiciones para levantar sanciones si la situación rusa los obliga. Los temas son «La guerrilla colombiana en Venezuela», “¿Venezuela se arregló?” y “La venta del 10% del desastre”.
El régimen busca un levantamiento de sanciones por parte de Estados Unidos, las cuales conforman el único elemento de presión con las que cuentan los opositores buscando elecciones a futuro. Ahora bien, mientras no haya movimientos serios (que pondrían a riesgo la permanencia en el poder del régimen) hacia una democratización en Venezuela es difícil que se modifiquen las sanciones. El área donde pudiera ocurrir algún movimiento es en petróleo, por las presiones de las petroleras y por la posible necesidad de suministro petrolero a futuro atado a lo que ocurra en Ucrania. Sin embargo, en contra de las modificaciones a las sanciones se encuentra adicionalmente la estrecha dependencia de y la relación del régimen venezolano con Rusia e Irán.
La guerrilla colombiana en Venezuela
Mientras el régimen pospone las elecciones con peticiones de la eliminación del rol de Noruega como facilitador, la guerrilla colombiana opera a sus anchas en Venezuela:
- Murió Gentil Duarte, jefe de las disidencias de las FARC, en un enfrentamiento con el ELN en Venezuela. Confirmado por fuentes de la fuerza pública colombiana y la inteligencia militar.
- El poderoso jefe de la disidencia de las FARC murió en un atentado en Jesús María Semprún, el municipio que era gobernado por la alcaldesa presa por narcotráfico y donde hay sembradíos de coca.
- Cuatro jefes guerrilleros, cabecillas de la disidencia de las FACR han muerto en Venezuela en el último año: dos en Apure y dos en Zulia.
¿Venezuela se arregló?
El excelente trabajo de Sary Levy Carciente y Miguel Á. Martínez Meucci analiza si Venezuela se arregló realmente:
- Tras nueve años sufriendo un desplome abismal, la economía venezolana parece haber dejado de caer. El país se encuentra muy lejos de haber recuperado siquiera los niveles previos al larguísimo ciclo hiperinflacionario 2017-2021, la máquina de propaganda del chavismo se ha apresurado a posicionar una matriz de opinión según la cual “Venezuela se arregló”.
- Hay una cierta dinámica comercial que, en realidad, sólo se circunscribe a un pequeño sector privilegiado de la sociedad venezolana, ubicado principalmente en Caracas. Ella emergió luego de que el fracaso rotundo del modelo económico chavista le obligara a Maduro y compañía a flexibilizar algunos de sus controles, a desaplicar ciertas leyes —sin derogarlas— y a permitir el uso de la divisa estadounidense como medio de pago.
- Se desarrollan ahora algunas devoluciones de activos confiscados o expropiados, sin que el Estado pague compensación alguna por el daño causado a sus legítimos propietarios.
- Se anuncia la colocación en el mercado bursátil del 10% del paquete accionario de la estatal telefónica (CANTV), mientras se percibe una nueva actitud en ciertos niveles operativos de la burocracia pública frente al mundo productivo.
- Estas políticas en apariencia liberalizadoras sobrevienen sin que medie el necesario rescate de la institucionalidad democrática, y sin que existan la transparencia y garantías imprescindibles para generar la confianza del ciudadano en general y de los actores económicos en particular.
- Si la economía venezolana no ha terminado de hundirse por completo durante la última década, la razón radica en el esfuerzo de empresarios responsables que han logrado resistir el fuerte embate propinado por el Estado.
- La realidad es que el Estado venezolano, de la mano del proyecto socialista del chavismo, renunció a su deber de salvaguardar el estado de derecho y el buen funcionamiento de los servicios públicos para dedicarse en su lugar a hostigar y expropiar al sector privado.
- Los venezolanos están convencidos de que el esfuerzo individual es la única forma de salir adelante y de procurar el bienestar de sus familias. Se constata un aprendizaje social profundo con un masivo apoyo popular a la libertad del mercado.
- Sin estado de derecho, sin imperio de la ley, sin división de poderes y sin régimen de libertades no existen ciudadanos libres, y sin ciudadanos libres no hay economía libre ni prosperidad para todos.
- La gran mayoría de los venezolanos permanece sumida en la más extrema pobreza y exclusión, privada de los más elementales servicios básicos —agua, electricidad, transporte, gas, combustible, telefonía, internet— como consecuencia de la falta de inversión y mantenimiento acumulada a lo largo de dos décadas. Ni hablar de lo que ocurre con la salud y la educación: la desinversión progresiva, el sectarismo político y la emigración masiva de profesionales de ambos ramos han condenado a estos dos sectores a una parálisis brutal.
- En Venezuela no están dadas las condiciones para que los resultados de ningún crecimiento económico que eventualmente pudiera producirse beneficien a toda la población.
- Lo que hoy vemos en Venezuela es un Crony Socialism (“Socialismo connivente”; “Socialismo de amigotes”), una realidad que, por cierto, suele constatarse con cierta frecuencia y en cualquier latitud tras el agotamiento de los “socialismos reales”.
- Tras evaporarse el encanto de la ideología e imponerse la necesidad de recuperar las economías, las oportunidades son perfectas para que las lógicas mafiosas implementen “privatizaciones” o “aperturas económicas” que simulan ser “políticas liberalizadoras”
- Venezuela no se arregló, y ni siquiera se está arreglando. Mientras no haya verdadera libertad y democracia, lo único que veremos es más transacciones, más dinero en la calle y mucho, mucho lavado. En medio de una gran opacidad veremos traspasarse algunos activos públicos a manos privadas, sin que podamos saber exactamente de quiénes.
- Al final las preguntas: ¿qué garantía tiene un inversionista honesto de que el Estado venezolano no volverá a confiscarle su inversión cuando le apetezca hacerlo? ¿Cuáles son las garantías de transparencia y competencia que se ofrecen en la privatización de activos que hoy en día pertenecen a todos los venezolanos? ¿Quién aceptaría invertir como socio minoritario en una empresa pública que todavía registra resultados negativos y que no ha realizado aún ninguna transformación operativa? ¿Cuáles son los plazos y montos de rentabilidad necesarios para compensar el alto riesgo de una inversión privada en medio de un entorno de negocios en el que el estado de derecho brilla por su ausencia?
La venta del 10% del desastre
En el artículo , Gerver Torres comenta:
- Las propuestas de privatización de empresas públicas, sea en el grado que sea, se consideran de las reformas estructurales más profundas que puede adelantar un país. Se trata nada más y nada menos que de una redefinición del papel del Estado y del sector privado en la economía.
- Estos programas de privatización vienen acompañados de otras políticas y estrategias que los contextualizan y complementan.
- Se supone que las empresas que van a cotizarse en la bolsa están obligadas por regulaciones bursátiles elementales y universales a contar con una valuación y a hacer públicos sus estados financieros, que han de estar debidamente auditados y al día, cosa que ni Pdvsa lo tiene.
- Resulta que las empresas públicas venezolanas son en su casi totalidad enormes cajas negras
- Cuatro posibles explicaciones, no necesariamente excluyentes entre sí: (a) Ingenuidad/Ignorancia/Improvisación/Piratería, (b) Continuación del avance caótico hacia la “liberalización” económica, (c) Un ejercicio propagandístico, de mercadeo y (d). Anuncio calculado para abrirle la puerta a negocios y operaciones que vienen más atrás y de los cuales se beneficiarían, en primer lugar, los enchufados y oligarcas del régimen.
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