El pasado 25 de mayo se cumplieron dos meses desde que fueron perpetradas 5 ejecuciones extrajudiciales, en la cuales familiares y testigos acusan a funcionarios de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y la Fuerzade Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana, de haber asesinado a venezolanos inocentes, tildándolos de ser “guerrilleros”.
Las víctimas de esta masacre fueron identificadas como: Luz Dey Remolina; Emilio Ramírez; Ehiner Yafran Anzola Villamizar; Jeferson Uriel Ramírez y Julio Cesar Jiménez. Los primeros cuatro integran un núcleo familiar y el último se dedicaba al oficio de panadería, según relata su madre, a quien no se le ha entregado el acta de defunción de su hijo e incluso pudo ver el cuerpo a través de fotografías en redes sociales.
Las cinco víctimas fueron detenidas en el barrio 5 de julio, La Victoria, estado Apure, y aparecieron sin vida en la población de El Ripial. Varios testigos, tanto vecinos como familiares, aseguran que se trató de un falso positivo, donde fueron asesinadas personas inocentes para aparentar eficiencia en la lucha contra grupos armados irregulares, que viene suscitándose desde el pasado 21 de marzo de este año.
Esta masacre se asemeja al caso de El Amparo, ocurrido el 29 de octubre de 1988, cuando 14 pescadores fueron asesinados con el mismo propósito de aparentar acción exitosa contra la subversión.
Al día siguiente de la masacre de El Ripial, luego de una amplia denuncia realizada por familiares de las víctimas y organizaciones de derechos humanos, el Fiscal General -impuesto por la extinta Constituyente- Tarek William Saab, anunció el envío de una Comisión del Ministerio Publico para investigar la masacre de La Victoria – El Ripial, en el estado Apure.
Aseguró que 12 expertos enviados realizarían inspecciones técnicas en los sitios del suceso, experticias planimétricas, experticias de trayectoria balística, protocolos de autopsia, entre otras, necesarias para establecer posibles acciones violatorias a los derechos humanos
Han transcurrido dos meses de silencio absoluto por parte del Fiscal. Tan dado a declarar hasta por el maltrato de un gato, no dice una sola palabra sobre el asesinato de cinco personas. Desde el anuncio de la investigación, Saab ha realizado varias intervenciones públicas sobre diversos temas y no ha pronunciado una sola palabra sobre los resultados del trabajo de esa comisión. Un silencio que constituye indicio de complicidad ante una masacre, la cual puede constituir crimen de lesa humanidad.
Además de la ejecución de las 5 personas, perpetrada por presuntos funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana, se han procesado denuncias de detenciones arbitrarias, torturas, desapariciones forzadas, desplazamientos forzosos y allanamientos arbitrarios.
La falta de investigación genera condiciones favorables, para que las poblaciones de los estados fronterizos continúen sometidas a abusos en sus derechos y otras arbitrariedades. Dificulta, además, el regreso de miles de personas que huyeron hacia territorio colombiano, al no tener garantías de su libertad, integridad física y vida. No olvidemos que más de seis mil personas en su mayoría de muy bajos recursos, huyeron de la violencia y ven como se alarga el tiempo de poder regresar a sus hogares.
El lamentable silencio del responsable del Ministerio Público, quien tiene la obligación de evitar la impunidad ante las graves violaciones de derechos humanos, justifica aún más, las investigaciones que adelanta la Misión de Determinación de Hechos de Naciones Unidas y la Fiscalía de la Corte Penal Internacional, sobre los crímenes de lesa humanidad ocurridos en Venezuela en los últimos años.
La no actuación del sistema de justicia en el país, impone la necesaria actuación de las instancias y mecanismos internacionales.
Queda a las víctimas seguir denunciando y a las organizaciones de derechos humanos acompañarlas en sus reclamos de justicia, así como continuar documentando y trabajando para que los responsables rindan cuentas por sus actos.
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Fuente: Efecto Cocuyo