La empresa privada ha sido terriblemente atacada por el régimen venezolano desde el primer día, ya que ideológicamente es inaceptable para este. Por haber llegado al poder por vía electoral se vió imposibilitado de estatizar todo, como lo hicieron los regímenes comunistas en el resto del mundo. Así que se dedicó a un acoso sistemático, el cual incluyó todo tipo de tomas de empresas, de amenazas, de impuestos y de controles. La destrucción de la economía y de la industria petrolera fue de una magnitud tal, que en los meses más recientes el régimen se ha visto obligado a desmontar algunos controles y ha sido el sector privado el que ha permitido que haya divisas y movimiento comercial. Ahora está presente la presión del régimen para hacerse de “su empresariado” y la posibilidad de un sector del empresariado buscando convencer que se puede co-gobernar con el régimen. En este +58Report revisamos “La Empresa Privada en Venezuela”, “Empresa privada y política” y “Los Sectores políticos en redefinición”. 

La empresa privada en Venezuela

La empresa privada opera mientras existan las condiciones que se lo permitan y tiene que dejar de hacerlo cuando tampoco hay expectativa de futuro, además lo hace con capital y/o garantía propias. Por otro lado, aun cuando directamente no haga negocios con el estado, tampoco puede ignorarlo. Los diferentes organismos que cobran impuestos u otro tipo de obligaciones, los múltiples servicios públicos, las “cobranzas” de uniformados y de “protección civil” son realidades con las que siempre tendrá que lidiar. Además en Venezuela, le ha tocado vivir obligado a vender a pérdida, bajo la amenaza de ser sancionados o cerrados en cualquier momento o de simplemente perder su empresa. 

En este ambiente, la dificultad de hacer negocios es una realidad e incluye el encarecimiento de las operaciones con las múltiples declaraciones y pagos que se deben realizar. Esta es una carga que encarece y dificulta competir en un mercado internacional.  Generalmente, mientras fuera factible, la decisión del empresario venezolano ha sido mantenerse en su país, ya que es el mercado que conoce y es muy difícil arrancar en otro.  Una vez que el régimen por necesidad tuvo que ir recortando los controles, un número de empresarios han arriesgado capital propio, conscientes del riesgo de ser aniquilados en cualquier momento. Esos son los que mantienen la vida comercial en Venezuela, es con sus divisas con las que opera el mercado. Por supuesto, como en toda actividad, hay buenos y malos y las circunstancias favorecen a los últimos. 

Empresa privada y política

El empresario siempre y en todas partes del mundo participa en política, típicamente proveyendo recursos al partido o partidos que piensa que creará condiciones más favorables para la empresa privada. También hay quiénes esperan algún beneficio futuro, en este caso mientras sea legal no hay porqué sonrojarse. En los países donde la democracia tiene menos raíces la obligación de participación de la empresa privada se hace mayor e implica invertir y apoyar aquello que le dé más solidez al país. La Venezuela petrolera trajo muchas deformaciones y desde la perspectiva empresarial, un porcentaje importante de los empresarios se beneficiaban de la protección que impedía la competencia. Basta con recordar como empresarios importantes, algunos asociados a Fedecamaras, fueron determinantes en el torpedeo del extraordinario esfuerzo de liberalización que intentó Carlos Andrés Pérez en su segundo gobierno. 

Será que ahora cometerán el mismo error? Basta con leer un editorial de Analítica: “Ahora, sectores empresariales y fundamentalmente comerciales, apoyados por algunas personalidades públicas que se “especializan” en el sondeo de opinión, vuelven a insistir que este si es el momento de participar, que no hay que ceder espacios al régimen, que si todos vamos a votar la victoria está asegurada. Si esa utópica visión fuese realidad, confiando además en que la mayoría se preste a participar en una nueva e inútil y fraudulenta elección, ¿creen ustedes que un régimen que no está dispuesto a negociar su salida le va a entregar las gobernaciones de los principales estados del país a aquellos que no forman parte de su juego? Pues obvio que no, como ya sucedió en las fraudulentas elecciones parlamentarias, que los que se prestaron al juego salieron trasquilados y solo les dieron «burusas».” Curiosamente, el régimen ahora necesita a los empresarios. Es el momento de aprovechar esa realidad para exigir más. 

Los sectores políticos en redefinición

En la superficie se pudiera pensar que nada está ocurriendo en el mundo político en Venezuela. Sin embargo, están en proceso cambios mayores en ambos bandos. La información en la prensa internacional refleja el debilitamiento de la posición y del apoyo a Guaidó y de la Asamblea Nacional, confirmando su propia decisión de limitarse en tamaño y presencia. Por desgracia, errores propios y la brutal presión y represión del régimen han influido para que esto ocurriera. Leopoldo López anuncia desde el exterior un nuevo formato de unidad, que no parece nada fácil de conformar y especialmente viniendo con una declaración aislada de parte del principal artífice de la estrategia Guaidó-AN. A esto se agregan los políticos opositores que quieren negociar a cualquier precio, que se autodenominan “moderados” y llaman al G4/AN “salidistas”. 

Pero también hay ruido por el lado del régimen. Maduro y el Partido Comunista (el único aliado no intervenido hasta ahora) se lanzan dardos públicos en forma casi diaria y también se observó la lucha interna que llevó a la sustitución de Erika Farías como “protectora” de Caracas. Será que los recursos comienzan a escasear? Será que el dominio político sobre la oposición es tal que comienzan a aflorar los conflictos internos?