Su estrategia de La Salida era la más radical, pero ahora López ahora considera ir a elecciones contra Maduro. (Archivo)

Leopoldo López es catalogado como una de las principales figuras de la oposición venezolana. En el año 2014 lideró el movimiento «La Salida» para sacar del poder a la dictadura de Maduro y fue uno de los más acérrimos opositores, en conjunto con María Corina Machado y Antonio Ledezma.

Sin embargo, el tiempo pasó y con este se desvaneció la postura radical que tenía López hacia el régimen. Su discurso dejó de ser frontal, incisivo y enérgico. Sus nuevas intervenciones desde Madrid se ven lánguidas, tenues y comedidas. Todas asoman un mismo patrón: «transición», pero con el chavismo en el tablero.

Tras seis años preso, ahora Leopoldo López no repara en hablar o sugerir posibles pactos con el chavismo. Una de sus últimas intervenciones televisadas lo confirma. Hoy, el dirigente de Voluntad Popular (VP) asegura que «no tendría ningún problema» en ir a elecciones contra su enemigo.

Este planteamiento electoral dista de todos los escenarios que plantea incluso el propio Gobierno interino, a cargo del presidente Juan Guiadó, quien obtuvo el respaldo de 27 partidos políticos de la coalición opositora, a través de un pacto unitario, en el que rechazan medirse en unos eventuales comicios con la maquinaria chavista.

El discurso que hoy prolifera López, tiene otros matices que se desprenden, cuya lectura resulta preocupante para quien le escuche ahora. En esta oportunidad, asomó la posibilidad de aceptar una conversación con políticos del régimen para acelerar el fin de la dictadura.

“El planteamiento nuestro es impulsar para que se pueda dar un proceso electoral”, declaró en una entrevista con Noticias Telemundo.

«Eso es parte de lo que está por verse, cuál sería el esquema mediante el cual se den unas elecciones. Si se dan unas elecciones en Venezuela y la condición es que Maduro participe como candidato, te diría que no tengo ningún problema porque sería derrotado 90 a 10”, dijo.

Abrir la ventana al chavismo

Durante la entrevista, mostró su disposición para recibir a personeros del régimen, algo que parecía ser impensable para López tan solo seis años antes, cuando el llamado a la calle era lo único que se plasmaba en cada discurso, en cada grito, en cada aparición a la prensa.

Aquel Leopoldo López que estuvo estuvo plegado a un discurso histriónico y desmarcado del ala moderada opositora, que pedía al pueblo venezolano que no flaqueara quedó solo en los videos de la época. Hoy trajeado y de corbata, solo pide negociar con quienes lo encerraron y quizá compartir un ¿curul? en un posible nuevo gobierno.

“Serán parte de un proceso de transición, obviamente, quienes ayuden a llegar a esa transición. Por eso, este es un mensaje muy claro a actores militares, policiales, políticos que forman parte de la estructura de la dictadura, que sepan que ellos pueden contribuir con el proceso de cambio”, expresó.

¿Dónde está la oposición ante el 6-D?

También se refirió a las próximas elecciones parlamentarias del 6 de diciembre. Sobre ese tema explicó que desde la oposición están «trabajando en cuál va a ser el formato» dentro de la Constitución que permita la prolongación del mandato del presidente interino Juan Guaidó.

“La Asamblea Nacional (encabezada por Juan Guaidó) continuará, ese es el planteamiento que se está impulsando, que en enero se dé una continuidad institucional de la Asamblea», agregó.

Sin embargo, lejos de este discurso, la realidad es otra: la Asamblea Nacional venezolana está a contrarreloj y debe definir el plan de acciones a ejecutar ante un escenario que se muestra turbio para los partidos que se aglutinan en la coalición opositora.

Mientras que el régimen de Nicolás Maduro abona el terreno para llevar a cabo un fraude electoral, los quiebres en la disidencia entre los que quieren participar y los que todavía se resisten a la idea, como por ejemplo la líder María Corina Machado, han terminado por dañar la «fuerza monolítica» que buscó en un primer momento el presidente Juan Guaidó.

Oposición triunfalista

El 30 de abril del año 2019, Leopoldo López evadió el arresto domiciliario y apareció en la base militar La Carlota, en Caracas invitando a los militares a revelarse contra Maduro y los civiles a salir a las calles.

López estaba acompañado por Juan Guiadó, pero el esfuerzo no rindió frutos. Resultó ser un fracaso para ambos líderes, otro más que se suma al expediente del dirigente opositor.

“El principal error que nosotros pudimos haber cometido fue una administración de las expectativas sobradamente optimista», confesó durante la entrevista.

Agregó que se crearon unas expectativas de cambio «que se inflaron para el pueblo venezolano y también para la comunidad internacional y que hoy en día evidentemente, al no haber materializado la salida del dictador, eso ha generado frustración”.

Nexos con Diosdado

Leopoldo López está a pocos días de cumplir un mes fuera de Venezuela. Su salida ha generado todo tipo de escepticismo entre los ciudadanos —que confiados en sus palabras y las de su esposa, Lilian Tintori— creyeron que nunca se iría del país.

Detrás de la salida de López se tejen argumentos como la complicidad de Maduro para que esto ocurriera, gracias a una mediación del exembajador de España en Caracas, Jesús Silva.

También se argumenta que el opositor contó con el apoyo de las cadenas de mando de Diosdado Cabello y Gustavo González (actual director del Sebín).

“Se le tenía vigilancia electrónica y humana. El dispositivo estaba reforzado por colectivos chavistas. La logística para sacarlo de allí, financiera y tácticamente, debió ser robusta”, argumentó Johan Obdola, analista venezolano en seguridad, en una entrevista con El Tiempo.

Gestiones desde España

Una vez en territorio español, López se reunió con el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez.

El mandatario no recibió a López en La Moncloa, en carácter de presidente del Gobierno español, sino en calidad de secretario general del PSOE en la sede del partido.  Este gesto, significaba que Sánchez buscaba restarle importancia al encuentro.

Luego de esa cita, López dio un rueda de prensa donde asomaba una reflexión que ya mostraba sus intenciones en el mediano plazo.

«Me queda claro que con Nicolás Maduro es muy difícil poder plantear una negociación (…) Estamos convencidos de que una transición va a tener que incluir a personas que han estado en la estructura de poder de la dictadura».

Ante estas palabras, los calificativos y las descripción de impresiones sencillamente no alcanzan. El vuelco de 180° en el discurso de Leopoldo López es muy palpable. Su entreguismo es algo que percibe no solo la oposición, sino el chavismo también y quizá haya algún peligro en ello.

*Esta nota contó con la colaboración de la periodista Milagros Boyer. 

Fuente: PanAmPost