Desde que asumió Luis Lacalle Pou en Uruguay que el mandatario no deja oportunidad de diferenciarse de Argentina y su Gobierno. Mientras que la administración de Alberto Fernández sigue ahogando la economía, cruzando el charco se va en la dirección opuesta. No son pocos los emprendedores de este lado del río que comienzan a ver al país vecino como una especie de Quebrada de Galt latinoamericana, en medio de la barbarie kirchnerista. Lejos de disimular la situación, Lacalle Pou brinda numerosas entrevistas a los medios locales y fortalece su imagen de rockstar ante el electorado no peronista, que mira a Uruguay con cada vez más envidia.
En la presentación del nuevo canciller uruguayo, Francisco Bustillo, quedó en claro que el plan económico doméstico no será la única gran diferencia con los vecinos argentinos. Venezuela, uno de los titubeos más grandes y bochornosos de la gestión de Fernández, se ha convertido en otra oportunidad para los funcionarios de Lacalle Pou a la hora de marcar la diferencia. En su presentación, el encargado de la cartera de Relaciones Exteriores de Uruguay afirmó:
Conforme al derecho internacional público, las normas democráticas, mi propia convicción, la del presidente de la república, la del Gobierno todo, y no tengo dudas que de cualquier habitante que haya nacido en la tierra de Artigas, con la libertad no ofendo ni temo: Venezuela es una dictadura.
Aunque Bustillo reconoció que su país no participará de ninguna operación militar para remover a Maduro y compañía (dijo que su país no tiene «vocación de gendarme internacional»), afirmó que no es posible seguir apostando al «diálogo» con el chavismo, ya que no existe ninguna «voluntad» por parte de la dictadura.
La respuesta de Caracas no tardó en llegar. El «canciller» de Maduro le respondió a Bustillo y le pidió «refrescar» los conocimientos de derecho internacional, el «Derecho Constitucional de Venezuela» y también lo invitó a «evitar ideologizar la política exterior» según sus afinidades.
El «Gobierno todo» uruguayo y las diferencias del oficialismo argentino
Aunque las declaraciones del canciller de Uruguay suenen formales, las referencias básicas de su manifestación política sobre Venezuela muestran lo lejos que están ambos países en muchos aspectos. Mientras Bustillo asegura que habla por el presidente y todo su Gobierno, en Argentina las autoridades no se deciden sobre lo que ocurre en Venezuela.
La semana pasada, en un marco de solamente 24 horas, el oficialismo peronista dijo cosas muy diferentes sobre la situación política venezolana. Luego del nuevo informe de Michelle Bachelet, las relaciones exteriores nacionales manifestaron oficialmente la «preocupación» por las «violaciones a los Derechos Humanos» bajo el régimen chavista. Ante el enojo del kirchnerismo, el presidente Alberto Fernández tuvo que salir a recordar que su Gobierno sigue reconociendo a Maduro como único presidente de Venezuela. Luego del bochorno y la catarata de críticas que generaron sus declaraciones, Sergio Massa salió por televisión a decir lo mismo que Bustillo: que en Venezuela hay una «dictadura».
No falta mucho para que la coherencia uruguaya comience a repercutir en la estabilidad y prosperidad del país. La falta de rumbo argentina, ya hace tiempo que muestra sus consecuencias y resultados
Fuente: PanAmPost