En Argentina se aburre el que quiere. En menos de 24 horas, el mismo espacio político, que encima es el que gobierna el país, dio tres manifestaciones diferentes y un tanto antagónicas respecto al drama venezolano. Para el oficialismo, esto obedece a una «riqueza» y «amplitud» conceptual de gente que tiene sus matices y diferencias. Pero…¿pueden convivir en el mismo Gobierno chavistas, antichavistas y «moderados»? La falta de rumbo en la política internacional de la actual gestión peronista no hace otra cosa que dejar en evidencia la problemática que tiene el Frente de Todos internamente.

El nuevo informe de Michelle Bachelet volvió a destapar la olla y Alberto Fernandez quedó expuesto una vez más con uno de sus principales dolores de cabeza: la posición oficial del Gobierno argentino ante Nicolás Maduro y sus secuaces. Oficialmente, con respecto al informe de la expresidente de Chile, los representantes argentinos manifestaron la «preocupación» del Gobierno por las «violaciones a los Derechos Humanos» que tienen lugar en Venezuela.

No pasaron muchos minutos para que el kirchnerismo ponga el grito en el cielo. El «periodista» Víctor Hugo Morales, que fue contratado por TeleSur en el pasado para cuestiones deportivas, fue durísimo con Alberto Fernández. Desde su espacio radial aseguró que el Gobierno argentino se había puesto «de rodillas» ante Estados Unidos y Donald Trump, solamente por reconocer que en Venezuela se registraron preocupantes casos que atentan contra los Derechos Huamnos.

El mismo Fernández llamó al periodista y salió al aire en un mano a mano incómodo. Morales bajó el tono, pero mantuvo los conceptos y el presidente argentino llegó a titubear ante el fiscal público del progresismo kirchnerista. En la entrevista, el mandatario hizo referencia a los Derechos Humanos, pero aclaró que su preocupación no se limita a Venezuela. Para tratar de complacer a la audiencia del exrelator de fútbol, el presidente argentino dijo que también está atento al maltrato de los negros en Estados Unidos y a otras denuncias de violaciones a los Derechos Humanos registradas en el «régimen» de Bolivia.

En una nueva edición de su posición tibia, que en el fondo enoja a todo el mundo y no complace a nadie, el presidente argentino insistió con su posición de reconocer a Maduro, pero pedir elecciones libres con la oposición.

Pero si algo le faltaba al jueves era la posición antichavista del Gobierno y esta llegó a la noche por televisión en la boca de Sergio Massa. Desde el programa de Eduardo Feinmann, el titular de la Cámara de Diputados le reconoció al conductor que el chavismo es una «dictadura» que «no cumplió con los Derechos Humanos» y que encarcela a estudiantes y disidentes.

Consultado sobre su posición, diferente a la del kirchnerismo y a la del presidente, el diputado dijo que no es algo para preocuparse y hasta quiso mostrarlo como una virtud: la amplitud de concepto del Frente de Todos.

Sin embargo, todo esto no hace otra cosa que exponer una preocupante realidad, más importante para los argentinos que la agenda internacional: la política local y el plan económico para salir de la crisis que se agudiza a diario. Hasta que Fernández no decida el rumbo, el país seguirá a los tumbos. Las expectativas están puestas en el día después de conseguir el acuerdo por la negociación de la deuda. Ese es el horizonte argentino al día de hoy.

Fuente: PanAmPost