La presión que la población venezolana ha ejercido sobre el régimen a través de 20 años y el enorme esfuerzo de sanciones y acciones legales internacionales de la comunidad internacional, liderizada por Estados Unidos, ha chocado contra una férrea voluntad de lucha (will to fight) por parte del  chavismo-madurismo. Esa voluntad de lucha ha sido en muchas ocasiones superior a la de la oposición. Comienzan a aparecer grietas en esa voluntad de lucha, donde probablemente el hecho más relevante es el miedo a la muerte, el temor de caer enfermo por la pandemia y tener que enfrentar la realidad de la inexistencia de facilidades para su tratamiento. Es importante recordar como hicieron propaganda por meses alardeando de su perfecto manejo de la pandemia, lo cual aparentemente se creyeron sus propios líderes y militantes. Pero existen otros indicadores:

El comunicado de la Conferencia Episcopal Venezolana
La CEV emitió un comunicado que generó mucha controversia dentro de la oposición y recibió el apoyo del régimen. La iglesia católica, en la búsqueda de crear condiciones para enfrentar al régimen, fue determinante en la conformación del Frente Amplio. Este fracasó, ya que rápidamente fue copado por los partidos del G4 y terminó siendo más de lo mismo. Este parece ser un nuevo intento de la iglesia para tratar de movilizar a la población, ahora criticando también al estamento político opositor. Una de las dudas mayores, es que dentro de la iglesia siempre ha habido un grupo importante que considera que la única salida posible es a través de un co-gobierno.

La iglesia católica explica a través de Arturo Peraza: La oposición se está exponiendo a mayores niveles de rechazo, porque no está oyendo a la población. Por otro lado, Ramón Muchacho realizó un interesante análisis del documento y aquí parte de los puntos, indicando que no entiende algunas cosas que están escritas allí que parecen injustas en unos casos, y contradictorias en otros:

  • El comunicado de la CEV dice que el sufrido pueblo venezolano “ha sido olvidado por quienes asumieron el rol de representarlo”. ¿A quiénes se refieren nuestros obispos, a nuestros diputados? ¿Se refieren a Guaidó? ¿Se refieren a los diputados y dirigentes que estamos exiliados, o refugiados en embajadas, para no estar en el Helicoide o Ramo Verde? Porque quienes secuestran el poder y se dan la buena vida son los enchufados del régimen.
  • La CEV descarta cualquier salida fuera de la institucionalidad constitucional (como si en Venezuela quedara algo de esa institucionalidad y nosotros la quisiéramos romper, cuando en realidad lo que queremos es restaurarla), y que para ello hay que celebrar “elecciones libres, justas e imparciales”.
  • También dice que, aunque las elecciones del 6D no sean -según el propio comunicado- libres, justas e imparciales, de todas maneras hay que participar en ellas.
  • La CEV dice que los líderes y partidos deben asumir la responsabilidad de buscar salidas y generar propuestas, pero pierde la CEV una maravillosa oportunidad para sugerir, recomendar, esbozar, o siquiera asomar alguna posible ruta o salida -realista y posible– a la crisis, que sea pacífica, democrática, constitucional, electoral y bonita.
  • Dice el comunicado que “A pesar de las irregularidades, la participación masiva del pueblo es necesaria y podrá vencer los intentos totalitarios y el ventajismo de parte del gobierno”. ¿Es así? Creo que es mejor invitar a la gente a votar, por cualquier razón o motivo -que los hay-, pero sin generar esta expectativa que al final multiplicará la frustración.
  • Siento en el comunicado una especie de neutralidad de parte de la CEV, como una equidistancia entre el régimen y la oposición, como si todos fuéramos culpables por igual. Pero no es así.