La intención del régimen ha sido mantener la atención en las elecciones regionales, hecho en el cual le han acompañado una buena parte de la oposición. Indudablemente su apuesta (con posibilidades nulas) es lograr una negociación que levante las sanciones. Mientras tanto, las realidades solo empeoran y resalta la escasez de combustible, se notan las crecientes fallas en los servicios básicos y las presiones existentes han forzado al régimen a comenzar una desordenada campaña de vacunación. También el régimen se ve obligado a retirarse de Apure, para poder recuperar a 8 militares secuestrados, entregando el territorio venezolano a narcotraficantes extranjeros.  Los temas de la semana son “El incierto proceso de vacunación”, “El potencial peso de la Corte Penal Internacional” y “El régimen sigue perdiendo control”.

El incierto proceso de vacunación

Como la propagación de Covid19 no era considerada una amenaza prioritaria para el régimen, por mucho tiempo no fueron asignados suficientes recursos a la obtención de las vacunas. Desde hace varios meses se reporta que la “’élite chavista” estaba siendo vacunada y también que se están revendiendo algunas de las vacunas que han llegado al país por cifras en el orden de US$80-US$600. Sin embargo, los reclamos de la gente buscando vacunación están obligando al régimen a reaccionar.  No han anunciado un plan, pero como han llegado una cantidad de vacunas se comenzó un proceso de vacunación a nivel nacional. Hay personas, qué están dentro de las edades más riesgosas, que han comenzado a ser vacunadas. Por supuesto, tal como lo reporta Infobae se ha priorizado a partidarios chavistas para la vacunación contra el coronavirus en Venezuela. 

Lo más preocupante es que (1) se han creado largas colas en busca de las vacunas donde incluso hay trifulcas. Esas colas se repetirán hasta que la persona consiga la vacuna y se trata de ciudadanos en edades riesgosas y es posible que en unos días veamos un repunte importante de casos y muertes por Covid19 y (2) no existe ninguna garantía que habrá suficientes vacunas en las próximas semanas y meses para completar la necesaria labor.

El potencial peso de la Corte Penal Internacional

Importantes ONG como Human Rights Watch comentan que la “Decisión de la CPI puede ser trascendental, considerando que pronto se sabrá si abrirán una investigación formal contra Maduro”.  Mientras tanto, el régimen comenzó a desmontar centros de tortura para maquillar su brutalidad ante la comunidad internacional y de acuerdo a Provea hay una campaña del régimen contra la CPI.

Lo que ocurra en la CPI puede ser determinante en las posibilidades del régimen de conseguir el levantamiento de sanciones y de concretar una negociación con parte de la oposición. Aquí es conveniente comentar que las exigencias del lado opositor que quiere construir desde las elecciones regionales son extremadamente limitadas y pobres.  En boca de uno de los rectores del CNE se estaría aceptando, de acuerdo a Ramón Muchacho, “levantar selectivamente algunas inhabilitaciones para premiar sólo a aquellos que decidan bailar al ritmo electoral del régimen lo cual es igual o peor de nefasto -e igual o mejor de ilustrativo- que las propias inhabilitaciones. Ojalá Venezuela estuviera enfrentando un problema político o electoral, y no un problema criminal.”

El régimen sigue perdiendo control

Como resultado de una negociación “exitosa”, sin la intervención de la Cruz Roja, la guerrilla liberó a los militares presos.  El “único” costo fue ceder territorio nacional, entregando de manera formal zonas de Apure a la guerrilla. Para el régimen y para la élite militar se trata de una derrota y de una humillación. Este tipo de situación progresivamente se continuará presentando en todo el territorio nacional y los conflictos se multiplicarán.

Solo en estos días la FAES tuvo que entrar a La Vega para rescatar un familiar secuestrado y mineros que venían de La Paragua en el Estado Bolívar fueron emboscados y asesinados. En el New York Times se publicó el artículo sobre la Cota 905, Bandas erosionan el control  de Maduro con castillos inflables y granadas:

  • El Sr. Maduro trituró la oposición, depuró las fuerzas de seguridad de disensión y enriqueció a sus secuaces en un esfuerzo parta eliminar retos a su régimen autoritario. El crimen organizado creció, obligando a los oficiales de Maduro a negociar con las bandas más grandes para limitar la violencia y mantener el control político. En el proceso, las bandas más organizadas comenzaron a suplantar al estado en sus comunidades.
  • Mientras Venezuela colapsa, las pandillas armadas están tomando control de partes de la capital, exponiendo la vulnerabilidad de Maduro aún en su asiento de poder. El ejemplo más claro de este dominio debilitado sobre el territorio está en la Cota 905.
  • En áreas remotas, extensiones del territorio nacional cayeron en manos de criminales e insurgentes. El control ejercido por las bandas en la Cota 905 y los barrios circundantes, que se encuentran a solamente dos millas del palacio presidencial, es la evidencia de la pérdida de control del gobierno incluso en el centro de la ciudad.
  • La banda más grande de la capital ocupó un vacío de poder creado por un país en proceso de deshacerse: entrega comida a los necesitados, ayuda a pagar medicinas y funerales, provee equipamiento a equipos deportivos y promueve conciertos musicales. En fiesta nacionales,  entrega juguetes y le coloca castillos rebotadores a los niños. La policía dice que la banda controla la Cota 905 con unos 400 hombre armados con el producto del tráfico de drogas, secuestros y extorsión.
  • La justicia que entregan es brutal, pero muchos de los que viven bajo su control dicen que es mejor que la anarquía y violencia que reinaba antes que ellos tomaran el poder.