Nicolás Maduro pide a su Asamblea Nacional aprobar otra estrella para la bandera de Venezuela (Flickr)

Es cierto que Venezuela se liberó de España hace dos siglos pero desde hace dos décadas está sometida al hambre, desempleo, inseguridad y apagones. No obstante, en un mundo paralelo el régimen plantea un insólito debate en medio de una aguda crisis económica profundizada por la pandemia: agregarle otra estrella a la bandera.

Sólo así se entendería la nueva propuesta de Nicolás Maduro de añadir al símbolo patrio una novena figura astral. A su juicio, y tal como divulgó ACN, «vale la pena estudiar el tema», por lo cual el asunto será debatido en la Asamblea Nacional oficialista.

“Dejo la idea abierta para que la AN la estudie, la debata y tengamos una recomendación, una decisión”, dijo con entusiasmo desde la Galería de Arte Nacional en Caracas. La solicitud proviene de las autoridades socialistas del estado de Zulia que –según Maduro– desean celebrar con esta modificación a la bandera los 200 años de la liberación de Maracaibo del viejo continente, dirigida por el General Rafael Urdaneta.

📹Nicolás Maduro propone una novena estrella para la Bandera Nacional. «La estrella de Urdaneta. Me gusta esa idea y se la dejo a la AN para su discusión, estudio y debate» pic.twitter.com/wsgCJBzQ6P

— Servicio de Información Pública (@infopublicave) January 21, 2021

De esta manera Maduro considera que realza y refuerza al «espíritu independentista y rebelde” del país que mantiene entre la pobreza, con reportes que reflejan a un tercio de la población sin alimentos ni trabajo, apunta BBC Mundo.

Dos estrellas «revolucionarias»

El manejo del simbolismo para sus propios fines políticos es una estrategia del chavismo que se mantiene con vigencia y surge con ahínco en épocas de campaña o de crisis. Hay estudios al respecto que lo analizan y confirman.

Tal como señala Carmen Geraldine Arteaga Mora en su artículo «Amor y chavismo: espacio público y propaganda en el Socialismo del Siglo XXI» publicado en la Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, el patriotismo es un recurso propagandístico del chavismo que se orienta a la creación de una «metarrealidad legitimadora, en el marco de un discurso político populista».

Eso es justamente lo que ocurre ahora con Maduro. Mediante «representaciones simbólicas del discurso y de la iconografía plantea su Socialismo del Siglo XXI adaptado a patrones totalitarios” y para ello dispone de una “parafernalia” que apela a la cultura política criolla, como “el bolivarianismo o la idea de refundación permanente de la nación».

Esto no es nuevo. Es una imitación de las acciones del fallecido Hugo Chávez. Hace 14 años, en 2006, días después de instalarse su recién electa Asamblea Nacional con mayoría socialista, Chávez pidió decretar la incorporación de la octava estrella por “capricho”, como emblema de la provincia de Guayana que también había firmado el Acta de Independencia junto a Barinas, Barcelona, Caracas, Cumaná, Margarita, Mérida y Trujillo, señala Emol. 

Más división y menos soluciones

Los cambios en los símbolos que identifican a Venezuela profundizan la división. El apoyo o rechazo al chavismo se basa en el número de estrellas presentes en la bandera que cada quien iza. «Su aceptación va dependiendo del bando político al cual pertenezcas”, indica Emol.

Lamentablemente, el empeño por imponer un signo para marcar diferencias entre los bandos no es el mismo empeño que se dispone para atacar una realidad donde, según datos de la Organización de Naciones Unidas difundidos por BBC Mundo, el 37 % de los hogares recientemente perdió su trabajo o cerró su negocio.

Las familias venezolanas sumergidas en estas divisiones son las mismas que consumen carne, pescado, huevo, vegetales y frutas menos de tres días a la semana. Así lo indica el informe citado por la agencia. De acuerdo con el estudio, hay 2,3 millones de venezolanos en una situación de “inseguridad alimentaria severa”. Es decir, sufren «carencias extremas en el consumo de alimentos, o la pérdida extrema de medios de vida que podría conducir a carencias en el consumo de alimentos o a algo peor».

Ello sin mencionar las precarias condiciones de los centros de salud o el monto del salario mínimo que no supera los dos dólares. Pero la narrativa del régimen es otra: la que no se come pero alimenta la ilusión, como las estrellas.

Fuente: PanAmPost