La semana pasada hablamos sobre la hambruna en Cuba y la situación es tan seria que derivó en protestas, por primera vez en más de 20 años a nivel nacional. Fue pura coincidencia que los hechos ocurrieran unos días después del análisis, pero el proceso de deterioro en Cuba estaba en marcha como se explica en el artículo Cuba: las protestas y los tontos útiles. Mientras tanto, el régimen venezolano juega con la oposición “negociadora” como lo hace el gato con el ratón: apresan a Tarazona,  llevan a Freddy Guevara y amenazan a Guaidó, mañana harán otra barbaridad.  Además sirve para desviar la atención a sus enormes dificultades locales e internacionales. Simultáneamente, el proceso de desentendimiento y enfrentamiento entre el régimen y los grupos hamponiles representa su mayor amenaza interna. Los temas de la semana son “El régimen y la oposición negociadora”, “La Misión de la Unión Europea” y “La AN y sus responsabilidades”.

El régimen venezolano cada día da mayores muestras de debilitamiento. No le funciona la economía, en forma repetida pierde control de espacios importantes de Caracas por varios días, no tiene divisas suficientes, los servicios públicos siguen colapsando, su principal apoyo internacional (Cuba) está camino a la hambruna. Sorprendentemente está en mejores condiciones económicas que Cuba: (1) Nunca pudo destruir la empresa privada y ha tenido que aceptar que esta pueda crear una pequeña economía paralela, (2) Se generan divisas con la exportación, aun cuando sea en cantidades menores, de petróleo y minerales y (3) Hay menos controles que en Cuba y por ello se mueven divisas y negocios con mayor facilidad. Sin embargo, el régimen venezolano siente la necesidad de negociar y si le conviene logrará hacerlo con una oposición debilitada y sin argumentos, unidad ni fuerza.

Desde hace bastante tiempo se viene comentando que los grupos hamponiles están creciendo, especialmente los asociados a la política (un ejemplo es la Cota 905). Para los ciudadanos los grupos hamponiles son un problema, pero también lo son para el régimen. Están generando desequilibrios dentro del régimen. Cómo ejemplo los enchufados que no pueden viajar al exterior, ahora parece que tendrán dificultades para viajar dentro de Venezuela e incluso dentro de Caracas. Los grupos hamponiles son empresarios, generando ingresos por secuestros, vacunas y drogas y es imposible que sus objetivos coincidan con el gobierno en el tiempo. Además, son muchos “Coquis” regados por toda Venezuela y este ya anunció que piensa tomar Caracas.

El régimen y la oposición negociadora

Las únicas fortalezas que le funcionan el régimen son la represión y su manejo de la oposición representada por el G4 y la Mesita. Cómo más de 50 dictaduras han salido en una transición negociada, esa oposición ha decidido que por encima de todo hay que ir a elecciones regionales y negociar. Sin embargo, negociar sin disponer de elementos de presión es una quimera. Ahora vemos que el régimen aceptará elecciones y negociaciones si les convienen y solo bajo sus condiciones y para mejorar su posición agrega fichas a la negociación.

Para la oposición negociadora la agenda pública no forma parte de la agenda política, la preocupación exclusiva parece ser el voto.  En la negociación existe el enorme riesgo que por ansías de poder y por necesidad de recursos se acepten las peores condiciones para los ciudadanos y se entregue otro tramo del futuro a cambio de unos pocos cargos y unas promesas vacías. Es muy delicado el momento, las elecciones regionales, que no le resuelven nada el país  pudieran terminar solo sirviendo: (a) al régimen para perpetuarse, (b) a algunos opositores para lograr cargos sin independencia y (c) para satisfacer a los aliados internacionales “cansados” de la situación política de Venezuela.

La Misión de la Unión Europea

Ramón Muchacho comentó: “Si la misión técnica de la UE que llegó a Venezuela -en plena pandemia, sin vacunas suficientes, y en medio de tiroteos y muertos en Caracas- a evaluar las condiciones para una eventual observación electoral considera que sí hay condiciones mínimas de seguridad, ni una guerra los hará cambiar de opinión. Si esa misión hace un pequeño esfuerzo para constatar que hay partidos ilegalizados y sin tarjeta, dirigentes opositores inhabilitados y exiliados, centenares de presos políticos, y uso y abuso de la red de medios públicos por parte de Maduro y Cabello haciendo proselitismo político día y noche, entre muchas otras irregularidades y anomalías, y aun así considera que sí hay condiciones políticas para una elecciones democráticas, bueno, podrían observar y avalar “elecciones” hasta en Cuba o Corea del Norte.”

La AN y sus responsabilidades

Una auditoria de la agencia que provee ayuda humanitaria de Estados Unidos a Venezuela encontró que esta no estaba alineada con los principios humanitarios. El informe apunta a fallas de la agencia, pero por otro lado nos hace saber que el monto provisto para Venezuela y venezolanos en países vecinos excedió los US$500 millones. Parte de esto fue manejado por la AN y (1) nunca reportaron que se hizo con el dinero (al final era parte de su presupuesto), (2) aparentemente no se canalizó a los sitios apropiados, (3) eran montos importantes con los cuales se podía ayudar a necesitados y además publicitarlo y sacar rédito político y (4) cuando se solicitó que informaran al respecto lo ignoraron o desviaron la atención.  Esto es relevante por cuanto allí hay actores que quieren seguir liderando los destinos de Venezuela. La presentación de la información de los destinos del dinero es una de las formas para ganarse la confianza de la gente, recuperar la credibilidad y abrir el camino a la unidad frente al régimen.

Diputados “perseguidos y exiliados” estén regresando para ser candidatos en la próximas elecciones. Los perseguidos por Gómez y Pérez Jiménez regresaban cuando esos dictadores ya no estaban gobernando. Sin duda, hay varias motivaciones: (a) algunos genuinamente piensan que es una forma de salida, (b) otros han sido doblegados por razones personales y familiares  y (c) otros fueron comprados. Con los primeros se puede razonar, a los segundos se les puede entender y los terceros son lo que más daño hacen. Para avanzar hacia la unidad es necesario identificarlos y separarlos.